Tomás llevaba trieinta minutos esperando por ella. Ángela, aturdida ante aquella situación inesperada, entró en el coche sin decir nada. Tras cinco minutos de trayecto, Tomás decidió hablar.
—Te noto distante. ¿Te pasa algo?
—No. No me pasa nada. —contestó ella sin querer mirarle a la cara.
—Yo creo que me ocultas algo, Ángela. Llevas varios días callada y me evitas constantemente.
En ese momento, Ángela comenzó a tomar conciencia de lo que realmente le estaba pasando. Ella no quería estar allí, ya no reconocía a Tomás y no tenía ningún interés en seguir metida en aquel coche. ¿Por qué narices le había dado por soñar esa noche con el farmacéutico?
Categoría: Microrrelatos