El trueno resonó haciendo vibrar los cristales de la mansión; en la biblioteca, un cadáver yacía con los ojos abiertos. Los invitados guardaban un silencio tenso,
cada uno ocultando sus propios miedos y secretos.
De pie, junto a la chimenea, el detective Campbell examinaba la escena con sus ojos afilados, capturando cada detalle, cada anomalía: un libro caído, una copa medio vacía, un reloj detenido… La verdad acechaba en las sombras, lista para ser descubierta.
Imagen – IA
Categoría: Microrrelatos