Sobre aquel embarcadero viejo y destartalado, una gaviota permanecía impasible, observando el horizonte con la serenidad de quien lo ha visto todo.
A pesar de las babas
Se había comido los peores callejones de aquella ciudad; los más iluminados y los que apenas tenían una mísera y parpadeante farola. Entre gatos y ratas había hecho sus mejores noches, sobre todo, los sábados. Los sábados se trabajaba mucho y eso era bueno para el negocio —a pesar de las babas, del olor a…
La estación
Las piernas de Mariana se detuvieron junto a la vieja maleta. La estación estaba prácticamente desierta y apenas pudo vislumbrar a dos almas solitarias que se confundían con la la niebla. El silbato del tren la alertó; se acercaba lentamente y todavía le quedaban unos segundos para pensar. Entonces miró hacia abajo: lo poco que…